lunes, 18 de enero de 2016

Saltar por los aires

Mercado cerca de Ouagadogou (Burkina Faso), julio de 2000.
Saberse desteñida. La piel se resbala del calor. 
Y niños.
El sábado desperté con la noticia de que uno de los pocos hoteles de lujo de la capital de Burkina Faso, Ouagadogou, había saltado por los aires en un atentado terrorista. La radio sigue con sus noticias, pero yo me quedo en esa, paralizada.

No recuerdo si llegué a conocer aquel hotel de piscina apetitosa en el mes más intenso de la estación seca el día antes de mi regreso a España; justo la tarde de antes, cuando nos invitaron a conocer "esta otra manera de vivir", después de haber estado en poblados dispersos, tiendas de todo tipo, y en caminos que van a todas las partes y a ninguna; cuando la noche no es una palabra en un poema; el calor es calor y las palabras, son lastres para olvidar... cuando la lengua no es llave para el encuentro.
Se me resbala la piel y, con ella, la vida.
 
Oagadogou era un avispero de hombres y mujeres dignos. Eso significa, literalmente, la palabra Burkina Faso, que da nombre al país: "la patria de los hombres dignos". Allí conocimos, de la mano de Intermón, el milagro de la lucha, de la superación, las clases-escuelas llenas de sentido, la necesidad de saberse comunidad para unir esfuerzos frente a la estación seca, o a la de lluvias, o ante tantas cosas.






¿Ves a ese hombre?, me advierte alguien de la zona.
Es un conocido traficante de armas. Aquel otro organiza cacerías "salvajes"; los de aquel grupo, tripulantes europeos de los vuelos que hasta aquí llegan.
No puedo dejar de mirar aquellos hombres que tienen guardaespaldas y que se saben dueños del duelo que pisan.
 
El otro mundo.

Porque yo he venido a recorrer las pistas de tierra roja, a ver escuelas y a participar en ellas, a vivir en el poblado donde todo es vida, donde todos es lucha, vivencia y supervivencia. a apostar por la educación práctica como motor de cambio porque otro mundo es posible y la educación, ahora, sirve para romper el círculo de la pobreza.

Y allí están los ojos grandes de los niños que conocí y que aún no sabían del miedo o la maldad y a los que yo cambio cuentos por pájaros.

Todas estas cosas y muchas otras se me vienen a la cabeza.


Aquí la noticia: "Un hotel-casino de Uagadugú, capital de Burkina Faso, ha sido asaltado la noche del viernes por varios hombres armados. El establecimiento, ubicado en el distrito financiero de la ciudad, es frecuentado por turistas occidentales. También es habitual que se alojen allí las tropas francesas que participan en la 'Operación Barkhane', dedicada a luchar contra el yihadismo en el Sahel..."

 
Algunos pocos recuerdos, aquí.  Los que no han saltado por los aires.
Continuará...


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